domingo, 22 de mayo de 2011

A Norberto Fuentes, hacedor de lo imaginado....

Cuelga de mi pared
un botón cualquiera
a punto de un suicidio sin espectadores,
ni lagrimas,
ni columnas en el periódico, ni flases,
y en mi pared, hay nada
a que agarrarse,
me encargo personalmente de los colgados
en el aire,
de redondear esquinas
con toda la pintura plástica que encuentro;
los comics no son lo suficientemente tenaces
como para llenar espacios,
las máscaras no sirven para tapar los huecos
que habitan en mi alcoba,
la memoria es mala consejera
y ni los posters del Che o de Marilyn
o los cuentos de Lafontaine
amainan la sensación amarilla
del centro de mi lámpara,
grieta sangrante de la última guerra;
la soledad de mi pared es absoluta,
la soledad de una pared que sin color se escarcha
y juega al disimulo con otra mano de pintura
esperando… con la aguja en el alma
que algún fantasma rompa su sueño
cualquier noche de copas
en la que un asesinato sin titulares
disfrace toda la calle de aire sin recovecos
y pueda perderse entre los edificios….
O ser la estrella de un pañuelo paseado en Paris.

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