Repliego en mi memoria cinco mil paráfrasis seguidas
y escapa mi cabeza cada cero segundos,
no encuentro una sola palabra con la dejarte perpetuo
y definido.
Déjame acariciarte como a mi copa de vino
mientras miras ausente el tiempo que se acaba,
y déjame acunarte como siempre y escuchar
el ensayo maltrecho de tu dulzaina muda.
Permíteme otra copa, y que no llore,
celebro con el aire que un día respiramos
contra todos los pronósticos.
3 comentarios:
te falta un que?
Belleza y nostalgia. Besicos
Sigo tu blog con un nudo en la garganta y otro en los ojos, como dice Pilar, a veces el dolor es tan fértil que llegamos a amarlo.
Es la tercera vez que intento insertar un comentario, ¡recoña!
Vamos a ver si te enlazo en mi blog en el apartado "El jardín de Melibea" como corresponde a una dama enamorada.
Abrazos a capazos y bienvenida a la nube.
Mariano Ibeas
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